jueves, 22 de mayo de 2014

A vueltas con el BDS

Al participar en Twitter en la campaña promovida por la Rescop (Red Solidaria contra la Ocupación de Palestina) para pedir a Diego ‘El Cigala’ que cancele su actuación el próximo 26 de mayo en el Festival de Músicas del Mediterráneo de Ashdod (Israel), he recibido una respuesta en esa misma red de un músico al que tengo aprecio personal y respeto profesional. Ese encuentro en Twitter ha derivado posteriormente en un intercambio de correos electrónicos (todavía en marcha a la hora de escribir estas palabras). Los siguientes párrafos resumen algunas cuestiones derivadas de nuestra conversación.

 
¿Por qué boicotear a Israel y no a otros países?

Se acoge este músico a las criminales políticas migratorias de España en Ceuta y Melilla y a una paliza mortal propinada en Catalunya por los Mossos d’Esquadra como ejemplos de hechos por los que según él, siguiendo los razonamientos del BDS, también España y Catalunya deberían ser boicoteados. Ambos son, sin duda, hechos deleznables pero, contraponerlos a políticas coloniales y de apartheid, nos sitúa en un callejón sin salida. Aunque abundan los McDonald’s, no existen en España ni en Catalunya “territorios ocupados” bajo régimen militar (salvo para colonos judíos, para los que rigen leyes civiles), ni los niños que van al colegio tienen que superar registros ni cacheos de las fuerzas ocupantes. La situación que se vive en Palestina (y en Israel con los ciudadanos árabes) es un auténtico apartheid basado en políticas de discriminación, denunciadas por numerosos organismos humanitarios internacionales.


Sí, en todos los países del mundo se violan derechos humanos (incluidos España y Catalunya), pero no en todos los ciudadanos disponen de las mismas opciones para afrontar/denunciar/resolver esas violaciones. ¿Tiene un ciudadano de Guinea Ecuatorial las mismas opciones que uno de España? No. Y no creo (más bien, certifico) que un palestino tenga las mismas opciones que un español o un catalán. Eso sí, si un músico senegalés (pongamos por caso) hiciera pública su renuncia a tocar en España por los crímenes de Ceuta, obtendría mi total apoyo. Toda denuncia pública que ponga sobre la mesa un problema tan grave es bienvenida.

Me interroga mi interlocutor sobre si en la España franquista los artistas extranjeros deberían haber promovido un boicot. Se me ocurre responderle con una pregunta: ¿Actuarías en un festival organizado por el Estado (ya sea franquista, ya sea sionista) o en instituciones amparadas por él? Si la actuación es fuera de los circuitos estatales, en circuitos alternativos que combatan la injusticia, yo no tengo nada que decir.


Me dice igualmente que él acudió a tocar a Estados Unidos cuando Bush Jr. declaró la guerra a Iraq y que, aunque recibió críticas furibundas por ello, encontró allí “rincones de libertad y resistencia, gente maravillosa”. Fantástico, nadie lo duda. También hay gente maravillosa en Israel, qué duda cabe. Pero, por muy execrables que sean las políticas imperialistas de Estados Unidos (y válgame el señor que muchos las denunciamos en todo el mundo), la dimensión del país hace inviable una herramienta como el BDS para cambiar las políticas de USA. Y es que el BDS es eso, una herramienta. Y las herramientas se aplican en situaciones que puedan ser efectivas. Israel es un país muy pequeño y la herramienta, promovida desde la propia sociedad civil palestina, no sólo es pacífica sino además factible en términos prácticos. Una forma no violenta, que cuenta también con algunos apoyos en el interior de Israel, para tratar de acabar de una puñetera vez con un drama que dura ya, cuando menos, 66 años.

“Yo toco para la gente”

A preguntas del diario ‘El País’, Diego ‘El Cigala’ afirma que se siente “del pueblo” y que su público “no tiene la culpa de lo que haga el estado”. En esa misma línea, mi interlocutor me dice que él toca “para la gente, no para la policía o el gobierno que mata”. El problema es que las políticas de Estado no las sostiene el espíritu santo, sino los ciudadanos (aunque no todos las apoyen). Elegimos a nuestros representantes y somos nosotros los que denunciamos (o, por el contrario, amparamos) las decisiones de nuestros gobernantes (la efectividad de nuestra presión, ya es otro cantar). En el caso de Israel, con en torno a 8 millones de habitantes, son testimoniales las voces críticas y es prácticamente imposible encontrar a un solo ciudadano que no tenga o no haya tenido un mínimo de responsabilidad en las políticas de su país. La sola obligatoriedad de realizar el servicio militar (hombres y mujeres, salvo los palestinos con pasaporte israelí), hace que la mayoría haya puesto en práctica las políticas represivas de su gobierno. Los “refusenik” no sólo son una minoría absolutamente insignificante, sino que pagan un alto precio por ello (entre otros, acceso a determinados puestos de trabajo, vivienda, etcétera).


Añade ‘El Cigala’ que “hay que unir a los pueblos”. Habría que explicarle que hay algo que lo impide físicamente (un muro) y unas políticas (de apartheid) que penalizan esa posibilidad. Al tocar en ese festival, el músico legitima políticas, lo contrario de lo que dice proponer. Porque, ¿cómo piensa ‘El Cigala’ “unir a los pueblos” si sólo va a tocar en Israel? ¡Ah! Que dice en ‘El País’ que se ofrece a cantar en Palestina. Que lo haga. Entonces el BDS habrá cumplido el objetivo de que no actúe en Israel, pero en este caso ya no será por decisión del propio cantaor.

Carlos Pérez Cruz

2 comentarios:

  1. Carlos , totalmente de acuerdo con vos , la realidad Palestina ( vista desde España ) es como un recuerdo borroso de los años de la Dictadura , muy pocos estan dispuestos a hablar de ello , muy pocos artistas son capaces de perder un fajo de dolares en nombre de la Moral y de la Libertad ..... Lo que tenemos que hacer es ( y lo siento porque me encanta el Cigala ) es dejar de escucharlo . Eso es el BDS .
    Fabyezcurra .

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    1. Gracias Fabyezcurra por leer y por comentar. Muchas veces es puro desconocimiento (que ya es decir, a estas alturas de la vida), otras inocencia y muchas, como bien mencionas, las ocasiones en que se antepone la parte económica a cualquier otra consideración. Pero, por encima de eso, creo que la propia idea de boicotear algo asusta, retrae, y es por eso por lo que hay que explicar con sumo cuidado por qué se hace, quién lo promueve, con qué objetivo, cuál es la historia detrás, etcétera.

      Sobre dejar de escuchar a un artista al que se le ha pedido que practique el BDS, creo que esa es una cuestión muy personal. Cada cual sabrá si el grado de desafección con el artista le admirado le lleva a dejar de escucharlo. Para mí el objetivo no es el artista de turno sino acabar con la situación que viven los palestinos de una puñetera vez.

      Un saludo y gracias, Carlos.

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